Ya se que es muy estúpido, que está mal estructurado, que habría que darle mil retoques, que es muy cursi y que a veces ni siquiera se entiende, pero está escrito para alguien y ese alguien se merece que esté aquí.
Ya sabes, la mente y el corazón suelen estar peleados, al menos eso es lo que siempre nos contaban los amigos cuando estábamos templados, pero ¿puedo confiar en ti y contarte un secreto? Creo que esos amigos estaban equivocados, pues mi mente y mi corazón me dicen al unísono que hay un motor ahí fuera que les permite seguir funcionando.No busco escribir una bonita carta de esas llenas de suspiros y promesas en las que al final del cuento, el príncipe azul es rescatado por un beso de su princesa después de leer con una lagrimilla en la mejilla mil perdones, mil excusas y otras tantas razones por las que el amor siempre tiene que estar por encima de todo y que esa es, sin ningún tipo de dudas, la razón definitiva que permitirá a los felices templados acabar su cuento de hadas siendo felices y comiendo perdices.
Tan sólo quiero responder a una promesa que hice hace algún tiempo. (“Pase lo que pase, intenta decir la verdad y riente de todo lo que puedas. Eso hará que todo te vaya menos mal”) Pues esta carta o escrito o estupidez o estas, simplemente, palabras sin orden alguno, únicamente pueden ofrecerte eso, la verdad (y quizas alguna sonrisilla). O cuanto menos, mi verdad por encima de todo.
Supongo que ahora es tiempo de una de las partes más difíciles, esa en la que te describes y te das cuenta con mucha facilidad que todos los defectos afloran con rapidez, pero que las virtudes (jugando al escondite) se quedan disfrazadas por debajo esperando a ser rescatadas con cucharita o cuentagotas. Me considero, cuanto menos, un chico diferente. Siempre he pensado que este mundo no estaba hecho para mí. No soy uno más cuya mayor ilusión es salir de juerga los fines de semana cuanto más tarde mejor, cuanto más alcohol mejor, cuantos mas fallos mejor y cuantos más agarres más habrá merecido la pena la noche.
Siempre he pensado que hay tres tipos de chicos en una discoteca (cualquier parecido NO es coincidencia):
1º Están los chicos guapos (vulgarmente llamados papis), esos que destacan sobre todos los demás, siempre con su ropa a la última, sonrisa perfecta y peinado perfecto con la que saben que podrían conquistar a la chica que quisieran.
2º Están los chicos divertidos, esos que no paran de hacerte sonreír hasta que te duelen las tripas de tanto reírte, no sabes como lo hacen, pero siempre tienen la palabra apropiada en la boca, e incluso si miras de reojo, puedes ver a las chicas de su alrededor mirándolo con total admiración mientras cuenta una de sus últimas anécdotas en otra discoteca, y encima no puedes creerte como ni cuando ha aprendido a bailar, pero se mueve, y no sólo es que se mueva, sino que el maldito baila y lo hace bien, y no sólo eso, ¡además lo sabe y lo aprovecha (NOTA: ese es un tema sobre el que hablaré un día de estos, los chicos y el baile, ¡mátenme!).
3º Y luego están los chicos como yo, esos que se quedan mirando al chico divertido, riéndose con el resto pensando para sus adentros como les gustaría tener su personalidad, o viendo como se le va acercando al chico guapo (véase punto nº 1) aquella chica tan linda que habías visto hace un rato mientras tomabas la cerveza que no te gusta mucho, y es en ese preciso momento cuando miras el reloj y te das cuenta de que ese no es tu lugar, que estarías mil veces mejor dando un paseo, conversando con cualquiera de tus amigos (o por lo menos con los que me quedan, no quiero decir nombres =P) o comiendo una hamburguesa de un Sol por ahí con tus amigos entre risas, o en la sala de tu casa viendo cualquier serie, o tirado en la cama viendo la última peli que te has descargado del inter con una mandarina congelada en la mano, y se te ocurren tantísimos “o” en un momento, que llamas la atención del grupo y te despides diciendo que estás muy cansado por culpa del examen que diste en la tarde o por llevar todo el día jugando dota.
Es entonces cuando comienzan las caras de desaprobación y empiezas a oírte que es muy temprano, que un ratito más, que eres un monse… y no sabes las ganas que se tienen de gritar con todas tus fuerzas lo que te gustaría ser el chico divertido para poder haber dicho que sí a esa chica que por piedad te había pedido bailar diez minutos antes, pero tuviste que rechazar con algo así como: - Me encantaría, pero de verdad que no muevo bien las caderas, para mi las caderas y el culo son uno, es por culpa de ser hombre, viene escrito en nuestros genes, ¿o acaso ves a algún chico bailando en esta discoteca? =S
Pero no!!, no dices nada, pero pones la mejor de las sonrisas para tus amigos, y sólo te queda decir, “seguro que la próxima vez estoy más animado”. Y ahí acaba tu noche. O en realidad no, porque mientras el taxi te lleva de vuelta a casa, sabes que el chico guapo ni siquiera se acordará del nombre de aquella chica linda al día siguiente y que posiblemente al divertido no le cabrán más números de teléfono o direcciones de msn en la cabeza, pero tú sonríes pensando que tal vez, sólo tal vez, puedas tener algo mejor que ellos para ofrecer, y que no necesitas cien chicas a tu alrededor, sólo una para hacerla feliz.
P.D.: yo podría estar dentro de la clasificación de los chicos divertidos pero esa característica propia de mi persona se inhibe cuando estoy rodeado de más de 3 personas, además esto lo escribi hace un poco mas de un año así que es posible q haya cambiado de un poquito…sorry =P.
hay momentos en los q me siento = q tu, no creo q sea malo sentirse asi uno es como es, creo q no debemos cambiar para poder encajar en algun grupo o algo, y no te preocupes q ya conoceras a alguien q te kiera tal cual eres.
ResponderBorrarahh por cierto me gusto lo q escribiste :)
te quiero alexxxx!!!
ResponderBorrarvos sos gran personaaa che. jajaja
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